
Estados Unidos se había distinguido por su responsabilidad y por su gran aportación a la ayuda humanitaria en todo el mundo, financiando programas y estrategias de alto índice de impacto, como la lucha contra el hambre, el SIDA, el COVID, construcción de centros escolares, y tecnología educativa, entre tantas cosas que impactan positivamente en el bienestar de miles de personas.
Es ahora con la llegada al poder por segunda ocasión que el presidente Trump decide cancelar a través de una orden ejecutiva las ayudas sociales por considerarlas un despilfarro y que no sirve a sus intereses.
Estados Unidos tenía la USAID creada en 1961, agencia que distribuye ayuda humanitaria mediante programas de salud y de emergencia en 120 países. Su presupuesto anual, hasta ahora de 42.800 millones de dólares, representa el 42% de la ayuda humanitaria distribuida en todo el mundo.
En total, el gobierno de Trump indicó que eliminará 5.800 de 6.200 adjudicaciones de contratos multianuales de USAID, lo que representa un recorte de 54 mil millones de dólares.
Otras 4.100 de 9.100 subvenciones del Departamento de Estado estaban siendo eliminadas, lo que representa un recorte de 4,4 mil millones de dólares.
El gobierno de EU destinaba a México 100 millones de dólares. La mitad del financiamiento de la agencia en México se destinaba a programas de democracia, derechos humanos y gobernanza; 25% es para temas de paz y seguridad, y el resto en apoyo a iniciativas de energía y respaldo al sector privado. El financiamiento incluía programas en varios estados para ubicar a mujeres desaparecidas, esfuerzos para apoyar al gobierno de México y a organizaciones no gubernamentales con el fin de otorgar mayor acceso a servicios de justicia y unos 5 millones dedicados a esfuerzos contra la corrupción.

Como se puede leer, no es una cantidad menor y a donde se destinaba son temas de importancia nacional y de urgencia de atención. Además de este financiamiento hay un número de ongs mexicanas que recibían financiamiento a través de convocatorias públicas de la Interamerican Foundation (IAF), incluso personalmente conozco proyectos en Atlixco, por ejemplo. Nadie es ajeno que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) depende de los recursos que Estados Unidos le daba. Hace poco escuché que la ayuda a migrantes a través de los agentes de ACNUR, la agencia de la ONU para los refugiados estaba en proceso de desaparición.
Por todo lo expuesto anteriormente surge la pregunta: ¿qué debemos hacer ante un panorama de no financiamiento internacional? El gobierno de México y los gobiernos estatales deben sentarse a diseñar estrategias con las organizaciones de la sociedad civil que permitan fomentar sus actividades y no dejar de atender las necesidades de la población.
Pero el reto más importante y la clave está en que las organizaciones mexicanas dejemos de depender de la ayuda exterior y pensemos cómo hacer que la sociedad mexicana se sume, se sensibilice en que los problemas sociales son nuestra responsabilidad y que debemos asumirla como una urgencia nacional, fomentar la filantropía, motivar el altruismo, incentivar las donaciones, son las cosas que debemos trabajar como sociedad civil unida y cambiar la tradición de ayudar por la responsabilidad de ayudar.

El compromiso de abordar las grandes necesidades sociales en México es una tarea compartida entre el gobierno, la sociedad civil, el sector privado y los ciudadanos individuales con estrategias como:
- Donaciones: contribuir económicamente o con recursos a ongs que trabajan en áreas como la educación, la salud, los derechos humanos y el medio ambiente
- Colaboración: colaborar con ongs en la implementación de proyectos y programas que beneficien a la comunidad
- Prácticas empresariales responsables: las empresas pueden adoptar prácticas que promuevan la responsabilidad social corporativa, como el comercio justo, la sostenibilidad ambiental y el apoyo a comunidades locales
- Alianzas público-privadas: colaborar con el gobierno y la sociedad civil en proyectos que aborden necesidades sociales, como la creación de empleo, la educación y la infraestructura
- Exigir transparencia: demandar transparencia y rendición de cuentas por parte de las autoridades y líderes políticos para asegurar que los recursos se utilicen de manera efectiva y equitativa
- Combate a la corrupción: participar en iniciativas y apoyar organizaciones que luchan contra la corrupción, un factor que agrava las necesidades sociales
- Redes de apoyo: crear y fortalecer redes de apoyo comunitario que brinden asistencia a personas en situación de vulnerabilidad, como ancianos, personas con discapacidad y familias en pobreza
- Cultura de la solidaridad: promover una cultura de solidaridad y empatía, donde los ciudadanos se apoyen mutuamente en tiempos de crisis y necesidad

No piensen que estoy soñando, siempre en México los cambios y los acontecimientos han provocado la reacción ciudadana y este es el momento.
¿Que nos toca hacer como sociedad civil organizada? Profesionalizar la asistencia, cumplir con los términos legales y fiscales, procurar fondos de manera estratégica, transparentar nuestro quehacer, y crear proyectos innovadores de atención inmediata a necesidades urgentes.
¿Qué le toca al gobierno? Fomentar a la sociedad civil con menos trabas fiscales, simplificar trámites que ayudan a las organizaciones a procurar fondos, a redistribuir los presupuestos sociales, a crear estrategias de trabajo conjunto en necesidades detectadas por región, a convenir trabajar juntos.
¿Qué le toca a la sociedad? Ser empático con las necesidades, donar a causas sociales, sumar en acciones de voluntariado, difundir y promover a las fundaciones afines, identificar las necesidades de su entorno y organizarse para atenderlas.
En fin, creo que siempre habrá adversidades, pero también creo que los mexicanos hemos demostrado que tenemos ese espíritu de resiliencia y sabemos reponernos cuando actuamos para lograr que nuestro país sea un mejor lugar donde vivir.