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Jugadores del Campeonato Mundial de Ajedrez de la FIDE en Astana, Kazajistán, el 29 de abril de 2023. (Foto AP/Stanislav Filippov, Archivo)

En el año 1991, un grupo de ocho estudiantes de un colegio de Harlem, viajaron a Michigan para competir en el Torneo Nacional de Ajedrez para Estudiantes de Colegio. Nadie les prestó atención, muchos de ellos provenían de escuelas de bajos recursos y se los consideraba en desventaja frente a los otros competidores. Sin embargo, ganaron el primer puesto, sobrepasando todas las expectativas y convirtiéndose en celebridades tanto los chicos como su entrenador Maurice Ashley.

Esta historia conmovedora es contada por Adam Grant en su nuevo libro Hidden Potential, donde  cuestiona la creencia del talento innato y que el trabajo duro y el desempeño son predictores del éxito y sostiene que la crianza es más importante que la naturaleza cuando se trata de desarrollar habilidades.

“Negar el impacto de la crianza puede tener graves consecuencias y nos puede llevar a subestimar los beneficios y la cantidad de talentos que se pueden desarrollar” escribió.

Como lo ilustra la historia sobre el torneo de ajedrez, a menudo descartamos a las personas con demasiada facilidad y no terminamos de entender qué es lo que realmente conduce al éxito, privándolos (y privándonos a nosotros mismos) de sus contribuciones.  Grant afirma que cualquier persona puede mejorar y lograr lo que se propone si se concentra en las habilidades adecuadas y cuenta con el apoyo correcto en el momento indicado.

¿Cómo podemos mejorar nuestro desempeño?
Grant lamenta sobre cuánta atención se presta a los signos de talento temprano como es el caso de los niños prodigio en lugar de centrarse en aquellas personas que han tenido que luchar contra la adversidad y han demostrado ser perseverantes. Si bien tener buenos maestros desde el inicio puede marcar una gran diferencia a la hora de fomentar el potencial de un niño, también es importante que el estudiante aprenda a lidiar con la incomodidad, los errores y el fracaso.

Según el escritor: “Tener el coraje para enfrentar incomodidades es toda una habilidad, una forma de determinación especialmente importante. Si evitamos aprender temas que nos son difíciles limitamos nuestro crecimiento” Si procuramos enfrentarnos a dificultades puede tener el efecto contrario, nos puede ayudar a ampliar nuestros conocimientos y habilidades.

Grant explica que los políglotas (personas que hablan varios idiomas) suelen adoptar la incomodidad como una forma de aprendizaje de lenguas extranjeras. El cometer errores y sentirse cómodos les ayuda a aprender y adquirir fluidez más rápido.

El autor argumenta que cuando se trata de aprender, debemos poner atención a la calidad (y no solo a la cantidad) de información que recibimos.  Buscar la información correcta (y filtrar lo que no sea necesario) resulta más importante para el proceso de aprendizaje y su retención que absorber cantidades de información (para alimentar el ego o pasar el examen).

Grant aconseja no buscar comentarios de otras personas sobre tu trabajo sino solicitar retroalimentación sobre cómo puedes mejorar. De esta manera centras la atención en la mejora y no en el desempeño pasado lo cual es más motivador y conducirá a una mejora en tu desempeño.

Por otro lado, sostiene que aspirar a la perfección es un error ya que el perfeccionismo nos limita terriblemente lo que provoca que sea más difícil dar lo mejor de uno mismo por temor a los errores, los cuales son imprescindibles para aprender y crecer.

“El perfeccionismo nos atrapa en una espiral donde evitamos los errores: nos impide ver problemas más grandes y nos condiciona a dominar habilidades cada vez más limitadas.”

Proporcionar estructura y oportunidades
Los profesores saben que los temas complejos y difíciles de enseñar deben ser divididos en subtemas más manejables y sencillos de modo que los estudiantes no se desanimen.  Grant aplica este principio a cualquier desafío que se busque lograr a pesar de los obstáculos que se presenten.

“Cuando nos sentimos dominados por las circunstancias, en lugar de mirar únicamente hacia adentro, debemos recurrir a mentores, maestros, entrenadores o colegas ya que el apoyo que nos proporcionan se ve y se siente diferente según el tipo de desafío que enfrentamos, pero todos tienen el mismo objetivo y efecto: apoyarnos e impulsarnos”, comenta Grant.

La principal importancia de contar con una estructura es garantizar que la motivación se mantenga alta y que las personas no se sientan abrumadas ante resultados desalentadores.

Los consejos para que una estructura funcione y sea motivante son:

Lograr que las tareas sean divertidas. No asumas que para mejorar, las tareas deben ser monótonas y repetitivas. Esto es cierto solamente en el caso de las habilidades que requieren que hagas lo mismo siempre, de la misma manera (como el swing de un palo de golf). En lugar de esto, debes infundirle alegría a tu práctica para “transformar la rutina en una fuente de alegría diaria”, dice el autor. Existen investigaciones que sugieren que la perseverancia es buena para el desempeño, pero la pasión por lo que haces también es importante.

Tomarse descansos. Dedicarle muchas horas al trabajo puede impresionar a tu jefe, pero al final del día esto conducirá a una de dos: agotamiento o aburrimiento, plantea Grant. El cuerpo y la mente necesitan tener descansos deliberados para recuperarse, reenfocarse y permitir que surjan soluciones creativas. “Relajarse no es una pérdida de tiempo, es una inversión en tu bienestar. Los descansos no son una distracción, son una oportunidad para reenfocarse y que surjan nuevas ideas. Los juegos no son frivolidad, son una fuente de alegría y un camino hacia los logros, escribe.

Redireccionar cuando sea necesario. El camino al éxito puede ser lineal pero la mayoría de las veces no lo es. Es posible que en algún momento nos topemos con un obstáculo y debamos reconsiderar nuestro camino e incluso hacer un cambio, redireccionar para encontrar una ruta alternativa, explica Grant. Al momento de concebir un buen plan, puede ser útil contar con un mentor de confianza (e incluso varios) que puedan proponer diferentes alternativas e ideas para que logremos cumplir los objetivos planteados.

Concentrarse en los demás. Cuando surgen obstáculos podemos desanimarnos y desistir de perseguir nuestros sueños, pero debemos saber que otros pueden beneficiarse de nuestra perseverancia y a la vez ayudarnos a cumplir nuestros objetivos, sugiere el escritor.  Grant comparte la experiencia de un grupo de marineros afrodescendientes reclutados durante la Segunda Guerra Mundial (Los Trece Dorados) quienes durante el curso de oficiales se apoyaron mutuamente y, a pesar de los prejuicios, se graduaron como los mejores de su promoción. “Es importante buscar las reservas ocultas de confianza y de conocimiento en nuestro interior.  Pero es en realidad al aprovechar estos recursos con y para otros que descubrimos y desarrollamos nuestro potencial oculto”, escribe.

Enseñar lo que se está aprendiendo. Es importante tener una mentalidad en crecimiento, es decir, creer en tu habilidad para mejorar siempre a la vez que aspiras a alcanzar tu máximo potencial. Buscar enseñar a otros lo que has aprendido o bien capacitar a otras personas, puede ayudarte a aumentar la confianza en ti mismo.

“Las expectativas que otros tienen de nosotros se convierten muchas veces en profecías propias ya que cuando los demás creen en nuestro potencial nos dan un empujón que eleva nuestras aspiraciones y nos permite alcanzar objetivos más elevados”, dice Grant.

Como las organizaciones generan oportunidades

Si bien tenemos la capacidad de seguir los consejos, a veces con ayuda de amigos, es frecuente que nuestro radio de acción se vea limitado por las instituciones a las cuales nos sentimos y estamos atados. En la última parte de su libro, Grant aporta sobre cómo podemos correr la voz acerca de las oportunidades reevaluando las estructuras de las instituciones educativas, las organizaciones y los equipos de trabajo.

Enfatiza en la importancia de diseñar escuelas que brinden a todos los niños su máximo potencial de aprender en lugar de concentrarse en identificar a aquellas grandes promesas (los supuestamente niños “prodigio”). Grant recuerda que, en Finlandia, donde las escuelas se han centrado en desarrollar la educación lúdica, los profesores son bien pagados y capacitados para que sean expertos en aprendizaje a la vez que ayudan a los estudiantes a perseguir sus sueños y desarrollar habilidades (en lugar de buscar solamente lograr buenas calificaciones). Este enfoque ha logrado los mejores resultados educativos a nivel mundial.

Grant plantea una interesante propuesta y es alentar a las escuelas para que adopten la metodología de “bucles” donde un maestro enseña a los mismos estudiantes durante varios años. Esto permite a los profesores conocer a profundidad a sus alumnos y sus necesidades aumentando, en última instancia, el aprendizaje.

El escritor cuestiona también la manera en la que las universidades y los lugares de trabajo evalúan a los candidatos, sugiriendo mejoras de forma tal que logren detectar talentos futuros. Una idea disruptiva que plantea es no darle tanta importancia al desempeño pasado ni las credenciales presentadas sino poner atención en la mejora a través del tiempo (así como de lo que es capaz de hacer el aspirante ahora).  Ser flexible y permitir repetir la entrevista inicial si no fue buena podría ayudar también a conocer y descubrir un talento que tuvo un mal día pero que sabe aprender de sus errores y lograr el éxito si le dan una segunda oportunidad.

“Al favorecer a los candidatos que han destacado anteriormente, los sistemas de selección subestiman y pasan por alto a candidatos que podrían ser capaces de lograr grandes cosas”, agrega Grant.

En resumen, el mensaje de Grant es que tenemos mucho por hacer para sacar a relucir nuestro potencial y ver el potencial en otros. Reconocer los obstáculos y contratiempos como parte del proceso de aprendizaje son necesarios para la formación del carácter a la vez que brindamos apoyo cuando es necesario, de esta manera podemos lograr que más personas hagan grandes cosas y aporten al mundo desde su lugar.

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Este artículo se publicó originalmente en  Goodnet y lo publicamos aquí con permiso.

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